Cazzandra 2001 -2014 ¡Siempre en nuestro corazón! |
Compramos una pareja y por
supuesto al tiempo la gallinita estaba echada incubando casi veinte huevos. Pasaron los días y nacieron una
hermosa tanda de pequeñísimos pollitos. Mamá gallina salió del nido con sus
polluelos y ahí vimos que dos no habían roto el cascarón. Esos huevos se
enfriarían en pocos minutos y ahí había que decidir el destino de los mismos. Sin
pensar demasiado, mi marido improvisó una incubadora, luz, agua para humedad y
los huevos que debían rotarse cada tanto, como hace mamá gallina.
Esto quedó
armado en la galería de casa sobre una banqueta. Por supuesto, tenemos perritos
y los chiquitos no alcanzaban la caja, pero Cazzandra, una bellísima rottweiler
se acercó despacito y metió su enorme cabezota en la caja. Claro, en un primer momento
corrimos pensando que podía llevarse los huevos, pero no, y ante nuestra
sorpresa, los miró y se fue…
Ese caminito a la caja, lo hacía
seguido, observaba y se retiraba.
No recuerdo si pasó uno o dos días
y de los huevos nació un pollito, el otro no prosperó y fue Cazzandra quien no
se perdió el nacimiento. Cuando voy a la galería, ella
quería que vea la caja que por supuesto allí me dirigía para rotar los huevos y
me encuentro con la recién nacida. ¡Qué felicidad que mi marido haya decidido
darle una oportunidad con su improvisada incubadora! Ahora venía integrar a la recién
llegada (porque era una pollita) con sus hermanos. Lamentablemente fue
imposible, mamá gallina no la aceptaba, la picoteaba y encima era más pequeña
así que la dejamos en la caja con maíz picado y bb, enseñándole como hace la
mamá, a alimentarse con golpecitos al lado de la comida. Todo el tiempo
Cazzandra la seguía acompañando.
Recuerdo que era un día de sol
radiante y decidimos soltarla a ver si solita se integraba con sus hermanitos y
ahí nuestra sorpresa. Mamá gallina con sus pollitos por un lado y Cazzandra al
sol por otro, la pollita al dejarla en el parque, corrió hacia la perra y allí
se quedó. Así nos dimos cuenta que es cierto que reconocen como mamá a la
primera que ven y la Galli (así la llamamos) vio a Cazzandra como su mamá.
Nunca supo que era una gallina,
jamás se integró al grupo, que estaban sueltos por el parque como mascotas.
Galli,
fue creciendo, siempre durmió en la cucha con su mamá perruna, jamás comió maíz
como los otros, sino el balanceado del plato de la perra.
Fue una maravillosa experiencia,
una rottweiler que adoptó la frágil pollita, que por supuesto murió de vieja,
como si fuera su hija.
Cómo te extrañamos Cazzandra!!!!!
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