
Julio y Dominica aprendieron a amar cada parte de su casa, intentaron restaurar lo dañado por dueños anteriores, para lograr dejar la casa como la tenía su primer dueño. Lógicamente no han podido lograr esto en su totalidad, pero mucho es original como sus puertas, escaleras, pisos, ventanales, lavatorio.
Este matrimonio tuvo tres hijos, Julio, Rubén y Carolina y una vida de trabajo, pero felices, nunca pidieron nada a nadie, todo se los dio el esfuerzo diario de sus labores.
Después de tantos años, la comisión "Preservando el Patrimonio Echeverriano", descubrió el 23/8/08 una placa recordatoria para que de alguna manera todo transeunte conozca que está frente a una imponente propiedad que se niega a envejecer gracias a sus propietarios que con tesón siguen apostando a ese ayer sin dejar de vivir el mañana.
Miriam E. Orlando
Por gente como ustedes que aman el ayer es que generaciones futuras tendrán la oportunidad de ver una de las primeras mansiones de este distrito.
ResponderEliminar¡Gracias por abrirme las puertas de su casa y sus vidas!